"Si no podemos vivir juntos, moriremos solos"
Jack Shephard (Lost)

sábado, 2 de enero de 2010

AUTOPISTA POR UN CIELO MOJADO


Saltamos, rugimos, nos agachamos para que el granizo no nos golpee con tanta virulencia, cantamos, reímos... Son los momentos antes de la San Silvestre, las 18.07 avenida de Concha Espina del último día del año. Junto a mí, como el más fiel de los escuderos, mi hermano Antonio. Estamos rodeados de miles de desconocidos, entre el tipo de delante y yo unos milímetros, le piso sin querer, él me pisa, nos disculpamos y nos sonreímos. Nos une el color de la camiseta, ese rosa chicle oscuro que ha tocado en 2009 y que hace que conformemos el equipo más grande del mundo. El equipo de la San Silvestre Vallecana. Complicidad.

Complicidad como en el momento en el que todo el grupo de la segunda oleada (los participantes salimos en tres grandes oleadas -18.00, 18.08 y 18.15- para que no nos amontonemos los 22.800 corredores) nos dirigimos a la línea definitiva de salida. Carreritas cortas para no perder la posición, aplausos al grupo que salió ya en pos del campo del Rayo, manos al cielo y vuelta a rugir para sacar la adrenalina que llevamos dentro. El ambiente recuerda a una batalla épica, los pasos de los corredores son impulsados por el sonido ‘Highway to hell’(autopista al infierno) de AC/DC. El recuerdo de la batalla de Troya o de la lucha de los orcos se matiza con el suave y siempre adictivo olor a reflex que desprenden las piernas de algún precavido.

La lluvia arrecia, las manos frotan los cuerpos para evitar que el poco calor que acumula la piel se evapore, suenan los cuartos que preceden a las uvas de fin de año que es el pistoletazo de salida que han elegido los organizadores de la San Silvestre. La carrera está en marcha. Antes de salir nos abrazamos mi hermano y yo, en el abrazo hay más de fidelidad (no nos vamos a separar durante los 10 kilómetros pase lo que pase), de ánimo y de complicidad que de cariño.

La carrera empieza con la típica cuesta de Concha Espina, subimos fácil porque todavía el recorrido no ha hecho mella en nuestras piernas. Me sorprende que, a pesar de que llueve bastante, los laterales de la carretera están llenos de curiosos. El camino transcurre tranquilo y acompasado por la lluvia. Continuamente mi hermano me busca con la mirada y yo a él. No nos perdemos, gritamos a la gente para que nos anime, aunque pienso que bastante tienen con haber bajado a la calle para vernos pasar. Algunos niños se atreven a sacar las manos de los bolsillos para palmear las manos de los participantes. Choco la mano con un niño y sonrió.

Mi hermano y yo llegamos a meta de la mano, tiempo 45.20, posición 2.725 (no está mal, he corrido más que 20.075 personas- pienso). Caminamos juntos bajo el frío y el agua que han calado todas las capas que me cubrían, buscamos el metro. De camino devolvemos el chip que llevamos atado a la zapatilla y que cuenta el tiempo, cogemos agua, bebida isotónica y un plátano. Mi hermano me dice: “podría haber corrido más, pero no sabía el recorrido y no podía vaciarme, pero el próximo año...” Acabamos de finalizar la carrera y ya estamos pensando en el próximo año, esto es la San Silvestre. Una tradición como el turrón, las campanadas, las uvas y los polvorones, el que la cata repite porque es una fiesta y porque es la mejor forma de acabar el año.

El 31 te vi correr, no sé si estuviste en la carrera pero de alguna forma corriste conmigo, por eso estoy contento. El año 2010, el tuyo y el mío, ha empezado bien, estamos en un buen lugar y estamos juntos. Tiene pinta de ser un buen año, con sus números redondos 20-10, y quiero que lo sientas así. Te deseo una década feliz ya sea la de tus 10,20,30,40,50,60,70,80,90 (no se me olvida que mi abuela cumple mañana 90 añazos, no estaré en Valladolid, pero estaré para los 100). Espero una década cargada de deporte y de salud, porque al final los buenos hábitos, la amabilidad, el buscar hacer la vida más fácil y más feliz a los que nos rodean, las ganas de sonreír.... son el camino hacia el cielo que sólo te puedes garantizar tú, mientras estés vivo. La lluvia y otros obstáculos de la autopista son los que hacen que vivir tenga mérito y que el cielo sepa más a cielo.

3 comentarios:

  1. como que en el abrazo no habia cariño??so mamon!!!!!!!TU HERMANO ANTONIO "EL CARIÑOSO"

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  2. El homosexual ese de tu hermano!!! lo que pasa es que le gusta ver los cuerpos sudados!!sodomita!!FDO "EL SEÑOR QUE HUELE A VINO"

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  3. Vaya par de corredores que estáis hechos. Con abrazo, sodomita o no, veo que estáis muy en forma. No hay mejor bebida isotónica que correr con gente que quieres y que te anima en los momentos de debilidad.

    Por cierto, Pablo, a ver si el año que viene se unen a correr alguno más de tus fieles lectores (Antoñito también estuvo y además con aparición estelar en Radio Marca, según me contaron). Feliz Año y Felices Reyes.

    PD. Saludos a Antonio el Cariñoso, ese ser con tantas personalidades distintas, jajajajaja

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