"Si no podemos vivir juntos, moriremos solos"
Jack Shephard (Lost)

martes, 20 de octubre de 2009

MARIBI EN GUERRA CON LOS 'CHINOS'


Veo con satisfacción como Maribi, como creo que la ha llamado mi madre, revuelve entre las cajas de patys, medias, calcetines y demás artículos que puedes encontrar en una mercería. Pero todavía me produce más alegría ver como la tendera anota en un papel el precio de la decena de productos que se lleva la clienta que nos precede y como con su lápiz, excesivamente corto, hace la suma de todo lo que se lleva sin necesidad de utilizar una calculadora. “36 euros, si no me he equivocado”, dice.

Los siguientes somos nosotros. “Unos calcetines como los que me llevé el otro día”, solicita mi madre. “Sin elástico, los tengo negros o marrones”, responde la dependienta que con sus más de 50 años todavía le queda memoria para recordar lo que compró mi madre hace unas semanas.

No necesitas más que decir lo que quieres y ella te lo busca, hasta ponértelo en la mano. No te dice “siguiente pasillo a la derecha”. En esta tienda nada está revuelto, porque ya cuida Maribi de que todo esté en perfecto orden. “Cuando me piden algo y no lo encuentro, se me revuelve el estómago”, sentencia sabiendo que no debe perder ningún cliente.

Mi madre halaga la calidad de los calcetines que se llevó “el otro día", por lo que la señora que está acodada en el mostrador a nuestro lado, le pide que le saque otros como los que se lleva ella “para probarlos”.

Hay muchas diferencias entre las tiendas tradicionales y los nuevos comercios que invaden nuestras calles. Más allá de que te envuelvan en papel de estrazo lo que te lleves, o el trato cercano y personalizado. Si me apuran más allá de la calidad que te asegura que con unos calcetines un ‘pelín’ más caros no te van a picar los pies. La mayor diferencia es el olor a mercería vieja, el saber que esa tienda se debe a ti, que lleva en ese lugar 30 años y que Maribi no te va a vender cualquier cosa.

Hay algo que me preocupa. Cuando nos demos cuenta de que los productos que nos venden en la mayoría de comercios regentados por orientales no sale rentable, quizás no queden tiendas tradicionales en las que recuerden lo que compramos y en las que nos vendan productos duraderos. Entonces, tendremos que agachar la cabeza y asumir que sólo podemos comprar en los “chinos”.

2 comentarios:

  1. Joder Pablo, después de 5 años de carrera gracias a este magnifico blog empiezo a suscribir y a estar de acuerdo con todo lo que escribes (o todo lo que me da por leer). Gracias por no hacer los posts demasiado extensos, te aseguro que la concisión invita a leer.

    No tengo nada en contra de los chinos, pero me quedo con los ultramarinos, las mercerías y las papelerías. No acabo de acostumbrarme a que el dependiente no separe la vista de su culebrón asiático mientras pago... Me quedo con las Maribis.

    ResponderEliminar
  2. Yo tambien me quedo con las Maribis...porque al final lo barato sale caro.

    ResponderEliminar