"Si no podemos vivir juntos, moriremos solos"
Jack Shephard (Lost)

sábado, 7 de noviembre de 2009

MI RADIO Y TU ESCALERA


Parece que el destino a veces te une a la espera y al conjunto de peldaños que conforman una escalera. Este puente voy a pasar 25 horas en una escalera y ayer estuve 4 horas en otra. Desde una escalera ves pocas cosas, así que la mayoría de experiencias son auditivas. Respecto a la compañía destaca la del ordenador, pero sobre todo la radio.

Una puerta que se cierra por el viento, alguien que da la impresión de que baja, y que sin embargo nunca llega, algunos coches que parece que se resisten a pasar, y al final pasan, pero sobre todo, la radio son los sonidos que acechan y acompañan cuando esperas sentado en unos peldaños.

Cuando más acompaña la radio es cuando estás sólo. Y en tu escalera lo único que suele haber es soledad, así que el ‘loro’ aquí, desde donde escribo, desde donde espero, es mi mejor amiga. Y si la espera se produce de madrugada la radio se vuelve imprescindible y lo que escuchas se torna más interesante.

Ayer de madrugada en mi radio, escuche varias historias: La mujer de Gaizka pedía a los políticos que se unieran y que España devolviera a los dos piratas para conseguir que su marido y los otros 35 tripulantes del Alakrana volvieran a casa. Además, una chica se confesaba adicta a mandar sms a los programas de televisión y la gente le recomendaba que guardara el móvil en un cajón.

Las nuevas tecnología también le jugaban una mala pasada a una señora de 45 años que había recibido 116 mensajes con contenido erótico porque al parecer una mujer que anunciaba su cuerpo en un programa de televisión se había equivocado y había puesto el número de teléfono de esta señora de 45 años.

Pero la historia que más me alarmó fue la de un hombre que había pasado tres años en un corredor de la muerte en Estados Unidos por un doble crimen que al parecer no había cometido. No me llamó la atención la descripción de la celda (pequeña, fría, calurosa, húmeda, sucia...) ni que los guardias pegarán a los presos por cualquier motivo, ni tan siquiera que considerada a los demás presos como parte de su familia.

Lo que más me indignó es que este hombre fuera condenado a muerte sin pruebas y sólo por un supuesto reconocimiento visual. El reo que había pasado tres años en el corredor tenía miedo a las bombillas porque las asociaba a la silla eléctrica. Yo, sin llegar a ese extremo, tengo miedo a las escaleras sin radio, en las que mis 29 horas pasan a ritmo de 29 días y en las que las noches se hacen eternas.

5 comentarios:

  1. La justicia a veces es como esos pasos que se oyen en lo alto de la escalera, está, pero nunca llega para que la veamos...

    Patricia

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  2. Aunque aquí no tenga nada que ver, creo que hay un tercer grupo, quien usa un sentimiento, lo exprime hasta que lo deja seco.
    el truco es aprovechar cada cosa que te pasa en la vida para escribir poesía.
    Y si algo no te puede dar más inspiración es cuando hay que pasar al grupo de evitar/olvidar/pasar página
    Es lo bueno(o malo, según se mire) de ser poeta

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  3. Gracias por su comentario, Clara. Además consideró que sí tiene que ver.

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  4. Sí, es gracioso ¿verdad? Al lector siempre se le llama de usted.
    Además, gracias a varios artículos y a algunos comentarios me han incluido un anuncio de psicólogos y psiquiatras...
    Un saludo

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