"Si no podemos vivir juntos, moriremos solos"
Jack Shephard (Lost)

domingo, 15 de noviembre de 2009

TRAMPAS EN EL SUPERMERCADO


Todo el mundo sabe ciertas cosas. Hago esta aclaración porque uno de mis más asiduos y queridos lectores me acusaba ayer, mientras cenábamos, de que lo que ocurre en muchos gimnasios lo saben la mayoría de los mortales. En ésas, yo le saqué al señor Larra y sus artículos de costumbres en los que la mayoría de detalles que el autor reseña son un esbozo de la sociedad que están al alcance de cualquier persona que observe el mundo en el que vivimos.

El blog que escribo (no en el que escribo, ya que si no fuera por los artículos y vuestros comentarios no existiría) no pretende ser el reflejo de los textos de Larra en el siglo XXI, ya que la naturaleza -o Dios- no me dotó para hacer unos retratos tan perfectos como los que hacía Fígaro. Sin embargo, sí me gusta reivindicar la figura del periodista que cuenta de manera honesta lo que cree que pasa, y en eso creo que Don Mariano José es el mejor ejemplo que conozco.

Precisamente hoy quería hablar de honestidad, o para ser más sinceros de la deshonestidad que impera cada día más en algunos supermercados. Ya no se limitan a esconder los productos más baratos para que mientras los buscamos compremos otros artículos que no necesitamos, o a poner al lado de la línea de cajas todo tipo de chucherías para que los niños lleven por el camino de la amargura a sus padres.

La nueva trampa que hay en los supermercados, es la de esconder los precios. De forma que cuando llegas a la caja, con el desayuno de los sábados en las manos, te digan “son 2,24”. Y tú respondas: “perdone pero llevo unos zumos que cuestan 90 céntimos y unas barritas de cereales que valen 0,85, debería ser 1,75, en total”.

Y aunque generalmente suelo ceder, y pagó la diferencia, ayer me pilló con la necesidad de discutir con la cajera. Quería evitar cambiar un billete de 10 euros, ya que en monedas sólo llevaba dos euros. Así que, a pesar de que había cola, y algún cliente me miró con mala cara, pedí a la empleada que comprobara el precio de mis zumos que al parecer en vez de 0,90 valían 1,39.

Al rato, apareció una compañera de la cajera, y me informó de que los zumos que llevaba valían 1,39 pero que, en caso de llevarte dos paquetes, pagas 0,90 en la segunda unidad. Puedo asegurar a mis lectores que veo bien y que en ningún lado vi que pusiera otro precio que no fueran los 90 céntimos de marras. Ocurre que algunos supermercados, además de cargarnos de conservantes y antioxidantes, se dedican a jugar con los precios para que paguemos caro lo que en el momento de elegir un producto nos parece barato.

Desde mi sillín, aunque aparque la bici en la puerta del supermercado, pido a los consumidores que reclamen los 30, 40 ó 50 céntimos que pensamos que nos cobran de más por no poner el precio de los artículos de manera clara. Es la única forma de que se dignen en poner lo que cuesta cada producto de un modo que no genere confusiones.

Y como esto lo sabe todo el mundo, al igual que aquello de que en la estantería de los establecimientos ponen un precio y luego te cobran otro, y sólo quería desahogarme y evitar lo que cuesta un psicólogo, empecé el artículo de hoy con un pretexto tan desafortunado como el del primer párrafo.

6 comentarios:

  1. Aunque a veces nos sintamos como locos, reclamando 0.20 ctms, hay que hacerlo..al igual que cuando te cobran la tapa que tú no has pedido, o el pan en el restaurante, cuando en ningun lugar pone el incremento que te van a poner no es legal, simplemente que nos lo cobren...no se pueden aprovechar del consumidor, asi que hojas de reclamaciones al poder!!!Mano de santo

    Patricia

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  2. Genial este artículo Pablo!! Queremos nuestros 30 céntimos!!! (30, más 30, más 30, más 30, más 30...son muchos euros)

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  3. la ley esta clara....los precios deben estar a la vista de cualquier cliente,expuestos con claridad y sin posibilidad de equivocos,pero como vivimos en un pais de granujas pasa lo que pasa.
    asi que si hay que montar un pollo y hacer esperar a la gente se hace y punto,ya veras como aprenden la leccion para la proxima vez.Lamentablemente hay desprensivos que solo aprenden a palos...Fdo GALLAGHER

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  4. cREO QUE ESTE TIPO DE ARTÍCULO DEBEN FLORECER MÁS EN LA PRENSA HABITUAL...eSTOY HASTA LOS COJONES DE QUE PASEN ESTAS COSAS. tIENES TODA LA RAZÓN. Basta ya de la publicidad engañosa, de las trampas, de cobrarnos por las bolsas de plástico con la excusa de que son para proteger el medio ambiente. Basta ya de que el consumidor más débil sea el que pague el pato.PABLETE

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  5. pero no me he enterado muy bien q paso al final con tu compra. Pagaste lo q ponia en el precio o lo q quiso cobrarte la cajera??

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  6. Pagué 2,24 porque la cajera tenía razón. El precio de los zumos era 1,39. El problema era que te ponía mucho más grande lo que pagabas por la segunda unidad (0,90) que el precio de llevarte un único producto.
    Lo que quería denunciar es que cada vez te esconden más los precios.

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