"Si no podemos vivir juntos, moriremos solos"
Jack Shephard (Lost)

viernes, 12 de noviembre de 2010

DOS JUGUETES ROTOS


Me encantan las cosas pequeñas, es algo que no puedo remediar. Creo que sería feliz si tuviese mucho espacio para distribuir pequeños detalles. Tanto es así que en los últimos tiempos compro chorradas para cuando viva en otra casa. Éste es el caso del juguete de hojalata que compré hace poco tiempo.

Pasaba por el kiosco que hay al lado de mi casa y vi, por dos euros, una réplica de un Bugatti de 1930 que produce la juguetera Payá. El coche de cuerda es la primera entrega de una larga colección de copias de coches, tiovivos, motos, barcos y aviones de antaño fabricados por la casa Payá que se van a ir vendiendo en los kioscos.

Lo cierto es que me hizo mucha ilusión, porque la réplica, a pesar de estar realizada en China, guarda una apariencia absoluta con un juguete de 1930. Estaba apoyado en un banco de la Plaza Diego de León, admirando mi adquisición, cuando apareció un indigente, que me espetó “no te voy a robar”. A lo que con mucho desparpajo, quizás porque eran las dos y media de la tarde, le contesté “eso ya lo sé”.

Al hombre, que debía medir unos 15 centímetros menos que yo y que en absoluto parecía amenazante, le debió sorprender mi respuesta y me replicó “tu eres de Madrid, ¿verdad?” “Sí, soy de este pueblo”, me había metido en el papel de ser del foro, y no tenía mucha intención de soltarlo.

Al mendigo le debió agradar que yo le siguiera la conversación, porque me puso la mano en el antebrazo. Tenía las uñas tan largas que traspasaban mi abrigo y mi camisa de tal forma que estuve todo el día con la sensación de tener sus dedos aferrados a mi muñeca. Le había dado carrete y por supuesto no lo iba desaprovechar: “soy de Cáceres...¿estás casado?¿no? pues no te cases...” “yo no me he casado, ¿sabes por qué?”.

La verdad es que no me importaba en exceso porque un mendigo que está con una bolsa con dvds desperdigados en una parada de autobús se ha casado o se ha dejado de casar, sin embargo, le pregunté por el motivo (como dice mi compañera de trabajo/amiga Inma, soy una ONG) y me contestó sin pensárselo dos veces: “soy gay”. No, no dijo ‘gei’, dijo g-a-y.

Sí, es normal que el hombre no tuviera un inglés de Oxford, pero se supone que un gay tiene que saber pronunciar bien su condición, sino es mejor que diga que es homosexual, o mariquita, que sé yo. En cambio, lo que más me sorprendía no era que fuera gay, homosexual o mariquita sino que el tipo, la verdad, no lo parecía. Así que se me escapó un “pues no lo pareces”. “Mírame”, me invito.

Primero le vi el bigote, casi fiero y bastante varonil que llevaba, pero después le vi el collar de cuentas gordas, el chaleco y la camisa de flores, que eran horteras, no ‘gais’, pero bueno para no desilusionarle en su propósito de parecer afeminado le dije que sí, que sí que parecía lo que quería aparentar, cogí mi Bugatti del año 30, le di la mano y me fui hacia casa.

Cuando llegué a mi hogar, destrocé el envoltorio de plásticos, saqué el Bugatti y probé que funcionara. Como es normal el mecanismo de cuerda estaba estropeado, pero no le di mucha importancia porque sólo quiero el Bugatti de adorno y porque me gustan las cosas pequeñas con las que poder crear historias, aunque a veces no las cuente. Después me acorde del ‘gai’ de Cáceres y me di cuenta de que en cinco minutos había tenido contacto con dos juguetes rotos.

1 comentario:

  1. Usted!! todavia me va a negar que es claramente homosexual!! digame...se excito cuando el extremeño uñilargo le puso las zarpas encima?..
    Si quiere ver juguetes venga un dia a mi casa y se los enseñare gustoso,que no todos los que tengo son de hojalata ¡¡aaiiins!! y funcionan muy bien cuando se les da cuerda arrgggg.FDO "EL SEÑOR QUE HUELE A VINO"

    ResponderEliminar